Madrid, 9 dic.- La desesperación por la crisis económica ha llevado a un ciudadano dominicano que vive en España a hacer una propuesta insólita: ofrecer su cuerpo una vez que haya muerto a los organizadores de una exposición sobre cadáveres humanos a cambio de 220.000 euros (281.000 dólares) para pagar la hipoteca de su casa.
Lorenzo B.J., padre de cuatro hijos y sin trabajo en la actualidad, no vio otra salida y, tras hablar con su mujer, mandó un correo electrónico a los organizadores de la exposición “Érase una vez…el cuerpo humano” con su ofrecimiento, según explicó a Efe el director de la muestra, Jesús Ferreiro.
Se trata de una exposición, que se puede ver desde el 30 de octubre en el Palacio de Congresos de Navarra (norte de España), que muestra cadáveres humanos y órganos conservados mediante la técnica de “plastinación” enseñando así los ciclos de la vida y la muerte, el metabolismo y todas las funciones del cuerpo humano.
El proceso se lleva a cabo en la Universidad Chungquin (China) mediante la retirada de agua y sangre de los miembros, a los que después se les inyecta silicona.
Lorenzo, de 42 años, vive en Getafe, una localidad cercana a Madrid, adonde llegó hace ya seis años en busca de una vida mejor.
Pero el desplome del sector de la construcción en España hizo que Lorenzo se quedara sin trabajo y, acuciado por el pago de su hipoteca (820 euros al mes, 1.050 dólares), vio como una solución vender su cuerpo a esa exposición, de la que se enteró por el periódico.
Jesús Ferreiro explicó que el 3 de diciembre recibieron un correo electrónico en el que Lorenzo, que prefiere no dar su nombre completo, les ofrecía vender su cuerpo para que, una vez fallecido, lo utilizasen en futuras muestras, a cambio de 220.000 euros (281.000 dólares), lo que le queda pendiente del pago de la hipoteca.
“He visto en el periódico que tienen una exposición donde se pueden ver cuerpos humanos muertos plastificados y yo quisiera venderles mi cuerpo para que cuando me muera puedan plastificarlo y ponerlo en su exposición. Estoy sano y se lo he dicho a mi mujer y me ha dicho que sí”, comenzaba el correo electrónico de Lorenzo.
Sorpresa fue la primera reacción de los organizadores de la muestra, que se pusieron en contacto con Lorenzo para comunicarle que su propuesta era “inviable”.
No obstante, le ofrecieron hacer pública su historia para que así le fuera más fácil encontrar trabajo.
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